Días de lluvia en forma de lágrima
-By Laura Ramón Andréu.
04 Diciembre 2016
Un suspiro que se convierte en un
anhelo, un anhelo que se transforma en una lágrima.
Y así como si nada el cielo decide
nublarse y volverse de un gris tristeza. El viento comienza a soplar
y tras él las gotas de lluvia caen sobre el asfalto de la calle más
transitada de tu ciudad. Pero yo no estoy ahí, en esa gama fría de
gentío refugiándose del agua cristalina, yo me encuentro lejos de
allí y de ese lugar.
Disfruto del aroma único de la tierra cuando está mojada, y de las flores rojas, rosas y amarillas que obtienen al fin su momento para resaltar y dibujar sonrisas en el otoño. Adoro la ligera obra de arte que se dibuja en los charcos cuando caen las gotas compañeras en él. Y las risas de los más pequeños al contemplar sus botas manchadas de diversión.
Me acuerdo de ti. De tus búsquedas hacia mí. Viento, lluvia, tormenta, ni hasta el más peligroso rayo podría hacer detener tu viaje porque sabías que yo iba a esperarte. Nunca dudé en encontrarte y tú jamás pensaste en dejar de acudir a tu cita cada día.
A día de hoy se me sigue haciendo extraño no verte más, ni escucharte, ni agradecerte una vez más, porque ya no puedo, porque ese tiempo ya pasó y ahora parece tan efímero.
Y es por eso que ahora tengo una
lágrima que se transforma en un anhelo, un anhelo que se convierte
en un suspiro.
No me sorprende lo mucho que vales para esto...pero madre mía, cada día me sorprendes más.
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