¡Basta ya!


Tres meses desde que se inició el año 2017. Nueve semanas que se han llevado consigo las vidas inocentes de veinte mujeres a manos del machismo y el maltrato.

- Laura Ramón Andréu
05 Marzo 2017

Cada día una nueva noticia, una nueva víctima y un nuevo agresor, historias diferentes pero con el mismo fin. En todas partes del mundo estos sucesos son una triste realidad que, a pesar del paso de los años, no cambia el resultado. Este pasado 2016 solo en España se hallaron 53 mujeres asesinadas a manos de sus maridos, novios, etc.

Durante toda nuestra historia estos actos han tenido lugar, pero nunca consiguen cesar. Hablamos diariamente de evolución, igualdad, derechos que continúan sin dar pie a un descanso para cada mujer. Es entonces donde surge el tema a debatir: ¿Qué hay que hacer para conseguir un cambio? ¿Es culpa de la educación en el hogar? ¿Es el Estado el que no se implica?

Como joven y ciudadana de este país estas elevadas cifras me preocupan igual que a cualquiera con dos dedos de frente. Desde hace unos años las mujeres luchamos más por la igualdad de género, por decir "adiós" a lo que nos ahoga y oprime. El problema, si me permiten decirlo, es la ignorancia y la dejadez. Siempre que saco a relucir el tema del feminismo (equidad entre mujeres y hombres) aparece el típico comentario de algún lumbreras, véase: "feminazis" "tampoco es para tanto" o el mejor por excelencia "es que vosotras también lo buscáis vistiendo así". Frases que son pronunciadas sin importancia pero que demuestran una pequeña parte de a lo que nos vemos sometidas. Pero no, no me malentendáis queridos lectores, el machismo no empieza ahí. Todo tiene su principio en el momento en el que a los niños/as no se les educa igual en casa. La madre limpia, cocina y hace la compra semanal (todo esto a parte de su trabajo laboral) mientras su respectivo marido al llegar de su día en la oficina únicamente se sienta en el sofá. De aquí crecen chicos fuertes creyéndose superiores y chicas débiles que se sienten inferiores.

Pero esto continúa. Continúa cuando vuelvo a mi casa por las noches sola y mis ojos hacen el esfuerzo de mil, mis piernas están preparadas por si en cualquier instante tengo que acelerar y mi mano derecha sujeta con fuerza las llaves mientras que la izquierda sostiene el móvil en la mano haciendo ver que estoy hablando con alguien cada vez que paso por delante de un grupo de hombres que me dicen e insinúan cosas y se atreven a darme su más profunda opinión sobre mi cuerpo y lo que podrían hacer con él.

Así que sí. Sí que es para tanto y no, esas mujeres asesinadas no están así por ir vestidas como les da la real gana. Lo que ocurre es que solo reaccionamos cuando tiene lugar algo grave como una muerte, pero no hacemos ver y no damos la suficiente importancia ni en las escuelas, ni en el domicilio a aquello que pasa a cada segundo. El problema es sencillamente que vemos los micromachismos como algo con lo que hay que lidiar y que es natural. Pero abramos los ojos por un instante, para poder terminar con estas noticias en los telediarios que nos llenan los ojos de lágrimas primero hay que hacer frente a la desigualdad de sueldos entre hombres y mujeres, se deben educar tanto a niños como a niñas por igual, hay que hacer entender que la forma de vestir de una chica no te da más derecho a tocarla, y que cuando decimos que no es un no.

Hasta que todo esto se cumpla, todavía queda trabajo por parte de todos. Cada uno de nosotros tenemos que luchar juntos, porque no es solo una cosa de nosotras, el día de mañana podría ser tu amiga, hermana o hija.

El futuro es feminista, el futuro es igualdad.

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